El Carnaval de Río de Janeiro se ha rendido a la “Obamanía” con la producción de miles de máscaras del rostro del nuevo presidente de Estados Unidos, cuya popularidad supera a figuras locales y ha inspirado incluso a los autores de una samba.
La imagen del primer presidente negro de EEUU, que hace menos de un año era un completo desconocido para la mayoría de los brasileños, se ha convertido en algo familiar y está llamada a ser una de las protagonistas del Carnaval que se celebrará en la última semana de febrero.
La multiplicación de Obama está a cargo de la tradicional fábrica Condal, fundada hace cincuenta años en el área metropolitana de Río de Janeiro por el artista plástico español Armando Vallés, una referencia en el mundo del Carnaval, especialmente por sus reproducciones de políticos.
Vallés falleció en 2007 pero su esposa, Olga Gibert, continuó con su trabajo y está al frente de la producción de miles de máscaras que demanda el carnaval más famoso del mundo, el de Río de Janeiro, pero también otros de Brasil y del exterior.
Gibert explica que la estrella de este año será sin duda Barack Obama, del que ya le han hecho 10.000 pedidos, seguido de otras personalidades de la política como el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
“También se sigue pidiendo mucho la máscara de Bin Laden, pero el que no se vende ya nada es (George W.) Bush”, añade Olga al comentar los vientos de cambio que soplan con el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Barack Obama también estará presente en el Carnaval a través de la letra de una samba cargada de noticias utópicas con la que el “bloco” de periodistas “Imprensa que eu gamo” recorrerá las calles de Río en los días previos a la gran fiesta.
“Obama se emborracha con Osama” comienza una de las estrofas de la samba de los periodistas, que también cita entre sus “titulares soñados” la paz en Bagdad y en Río de Janeiro.
Una cervecera que patrocina la asistencia de figuras de la farándula al Carnaval carioca invitó a Obama y a su esposa Michelle a presenciar el desfile de las escuelas de samba en el “sambódromo” los días 22 y 23 de febrero, un viaje que, en el hipotético caso de concretarse, sería su primera salida al exterior como presidente.
Pero mientras el Obama real no viene, su rostro es reproducido en plástico y otros materiales por la fábrica Condal, que desde 1982 se ha especializado en modelar rostros de políticos para la gran fiesta popular y también para las elecciones.
De hecho, en las paredes de su despacho se puede ver, según Gibert, la historia de Brasil contada a través de máscaras, con todos los personajes de la vida política y social que han destacado en las últimas décadas.
Pero además de los fenómenos propios de cada temporada, en ocasiones son los propios políticos locales los que se acercan hasta Condal para pedir réplicas de si mismos que después utilizan para sus campañas, explica Gibert.
De Condal salen al año cerca de 350.000 máscaras que se reparten entre Brasil y España principalmente, desde donde luego se distribuyen a otros países de Europa como Francia o Italia.
Precisamente en el mercado europeo Gibert reconoce que, “quizás por la crisis”, las ventas han sido un poco menores que en años anteriores “aunque también influye la competencia muy fuerte desde China”.
En Brasil, sin embargo, las cifras siguen manteniéndose como años atrás.
Pero más allá de los políticos y personajes célebres, otras máscaras muy solicitadas durante estos días previos a la fiesta son las de los llamados “Clovis”, unos personajes de los imaginarios carnavalescos carioca y propios de los suburbios de Río cuyos rostros se confeccionan en tela metálica.
Tras quince años afincada en el país, Gibert tiene claro que el carnaval del “sambódromo” es “masivo y grandioso”, pero considera que la verdadera fiesta es “la que se ve en las calles, la tradicional, y esa tampoco hay que perdérsela”.